El ya famoso helado de paila de la capital nariñense, encontró un lugar entre la herencia y la investigación que le da un valor agregado único.

La protagonista de esta historia es Diana Melissa Romo, quien desde muy joven de la mano de su madre (QEPD), aprendió los secretos para elaborar uno de los manjares más apetecidos por los nariñenses.

Gracias al capital semilla obtenido a través de la convocatoria del Fondo Emprender en la línea de víctimas y población vulnerable, sumado al acompañamiento del Centro de Desarrollo Empresarial del SENA, Diana y un grupo de colaboradores, que se pusieron la camiseta, han logrado hacer realidad un sueño y no solo generar empleo, sino demostrar que con disciplina, amor y dedicación se puede salir adelante y contribuir a enriquecer la variada gastronomía sureña.

“Todo empezó con los helados de paila que mi madre vendía en la ciudad. Tras su fallecimiento, nuestro sueño de tener un local propio se detuvo. Hace 5 o 6 años, decidí retomarlo, estudiando técnicas innovadoras de elaboración de helados a nivel mundial para revivir aquel proyecto que siempre anhelamos”, menciona Diana Melissa.

Una intensa búsqueda de sabores de diferentes lugares del mundo, es parte de la oferta de la interesante  empresa nariñense, un acierto fue sin duda, la inclusión en su menú del helado frito tailandés; quizá al principio no fue fácil, pero sus ganas de explorar le permitieron después de varios ensayos e indagaciones, encontrar el punto exacto de la textura y sabor que caracterizan  este exótico helado, que según cuentan, ha conquistado el exigente paladar de los pastusos.

“Ofrecemos a nuestros clientes no solo helado frito tailandés. En este momento abarcamos también el lado japonés mochi. Es una bolita de helado que viene con una cubierta hecha de harina de arroz, es súper deliciosa en su consistencia. Los invitamos a todos a que vengan y degusten nuestros productos” – dice Diana, en medio de su labor.

Su éxito, no es producto de la casualidad, una alta dosis de amor, estudio  y preparación son parte de esa receta que poco a poco se ha ganado un lugar en el competido mundo del emprendimiento. Martha Alvis Cuy, Orientadora CDE SENA Regional Nariño, destaca las bondades de planear y ejecutar ordenadamente este tipo de proyectos productivos, teniendo siempre objetivos claros; “Fusión evoca integrar y es esto lo que representa la emprendedora que lidera esta empresa con gran capacidad de escalabilidad; con el apoyo del CDE del SENA Regional Nariño ha logrado combinar elementos en sus productos y en el servicio que la hace fuerte en un mercado de alta competencia”. – subraya Martha Alvis.

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