*Foto: Cortesía Dimayor
La derrota de este jueves en casa pone de manifiesto el mal momento del equipo nariñense
Preocupa la racha de resultados negativos del plantel dirigido por Gustavo Florentín, tanto en Copa como en Liga, el elenco sureño deja muchas dudas sobre su presente y futuro futbolístico, si bien hasta la fecha 14 se mantiene entre los 8 que tienen opciones de disputar el título; es evidente que las cosas no están bien y que de seguir así seremos simples espectadores al final del año.
Quienes están llamados a marcar la diferencia, como Diego Chávez y José Cuenú, por ser los experimentados en la nómina titular, son intermitentes; mientras Chávez, tiene chispazos de buen fútbol, pero retrasa mucho el balón, el defensor central Cuenú, suele tener un partido bueno y uno malo.
Faltan ideas para conducir el balón y ser concretos en el arco rival, Pasto, intenta asegurar la tenencia del esférico, pero es errático a la hora de concretar y eso le está costando importantes puntos tanto en casa como a domicilio. Daniel Moreno, el goleador de equipo, corre, lucha y tiene sed de gol, pero peca por su individualismo haciéndose previsible para los defensores rivales.
El caso de Kevin Londoño, no es la excepción, es un hombre que corre toda la cancha, que aporta en marca y en ataque, pero que no define; es cuota de sacrificio, pero le falta gol y eso en un atacante es complejo. Hombres como Arrieta, Gil, Alba y Castilla, elaboran juego, aportan en la ofensiva, pero al llegar al último cuarto de cancha no tienen contundencia; esta historia se repite una y otra vez, fecha tras fecha.
El gran interrogante es por qué jugadores de tan bajo nivel como Santiago Trellez y Gustavo Torres, siguen siendo convocados y hacen parte del recambio del equipo, cuando de lejos su rendimiento no corresponde al nivel que exige la competencia. Florentín, insiste en los mismos, quizá porque es una nómina corta, pero es latente la duda si los canteranos están tan mal como para no tenerlos en cuenta y acudir a jugadores que entran a hacerse tarjetear y nada más.
Los últimos encuentros del Pasto, dejan el sabor amargo de la derrota en los minutos finales, es decir, el combinado volcánico, no sabe manejar el resultado y tras que convierte pocos goles, no es capaz de sostener el marcador, cayendo estrepitosamente; Nacional y Once Caldas, en Liga y ahora Bucaramanga, en Copa, han repetido esa consigna y son parte de ese campanazo de alerta de lo que podría pasarle al embajador del sur, de quedarse a la vera del camino prematuramente.
Martínez y Espíndola, los arqueros del tricolor, han salido figuras en los partidos que han disputado, mostrando un mejor desempeño que el conjunto, pero eso es síntoma de serias falencias en la zona defensiva, ese es otro de los puntos a los que el estratega paraguayo, tendrá que ponerle atención, porque como dice el viejo adagio “tanto va el cántaro al agua, que al fin se rompe”, y eso aplica en este caso. Pasto, necesita con urgencia un sacudón profundo que le devuelva el rótulo de protagonista del rentado nacional y no pañitos de agua tibia que al final dejan mucho que desear.