En el contexto de los Juegos Olímpicos que se celebran en Francia, la participación de Colombia ha sido notablemente discreta.
. Hasta el momento, la delegación colombiana se encuentra en el puesto 58, con una medalla de plata ganada por el juvenil Ángel Barajas. Este logro individual resalta la habilidad y el compromiso de Barajas y su entorno cercano, en contraste con las carencias estructurales que enfrenta el deporte en el país.
El triunfo del cucuteño es el resultado del esfuerzo combinado de varios actores fundamentales en su vida. Su entrenador, quien vendió su propio carro para financiar suplementos y adquirir una máquina para la recuperación física de los atletas, demostrando un compromiso inquebrantable con su labor. La familia de Ángel Gabriel, también ha jugado un papel crucial, apoyando al joven desde sus inicios en el deporte a la edad de cinco años y orientando su energía hacia el desarrollo atlético.
Sin embargo, este éxito resalta una realidad dolorosa: el deporte colombiano enfrenta serias dificultades a nivel institucional. Los problemas estructurales son evidentes en la falta de recursos y el escaso apoyo para los atletas. Muchos deportistas trabajan con grandes limitaciones, a veces incluso vendiendo rifas o productos como empanadas y tamales para costear su equipo y participar en competencias. Los escenarios deportivos a menudo están en mal estado, con goteras y carencia de implementos adecuados, y los instructores reciben salarios bajos, trabajando más por vocación que por remuneración.
En medio de estas dificultades, hay excepciones como las ligas de Valle, Antioquia y Bogotá, que cuentan con procesos en marcha y una infraestructura relativamente buena. Sin embargo, el panorama general sigue siendo desalentador. La falta de inversión en el deporte y la ineficiencia de algunos dirigentes atornillados por décadas en los cargos, han impedido un desarrollo más amplio y sostenible.
A pesar de las adversidades, es fundamental reconocer y felicitar a cada uno de los deportistas colombianos que participan en eventos nacionales e internacionales. Su dedicación y perseverancia son dignas de admiración. No obstante, el problema del respaldo gubernamental y la falta de una estructura deportiva sólida requieren un análisis profundo. La reciente disminución en el valor otorgado a los medallistas es una señal preocupante de la falta de apoyo institucional, sumado al anuncio del gobierno de recortar los recursos para el deporte en 2025.
Es imperativo que se aborden estos temas y se los trate con la seriedad que ameritan para garantizar un futuro más prometedor para el deporte colombiano. El éxito de un atleta no debe ser el único indicador de la salud del deporte en un país. Es esencial que se realicen reformas significativas en la gestión deportiva y en el apoyo gubernamental para crear un entorno que permita a los talentos colombianos prosperar a nivel internacional.