El esfuerzo de las autoridades y las entidades de salud por erradicar de nuestro departamento varias conductas violentas, parece quedarse a medias por cuanto nos encontramos mes a mes con noticias lamentables que dan cuenta de víctimas de maltrato físico, verbal y económico, y no solo eso en múltiples ocasiones hay consecuencias fatales.

Surgen entonces varios interrogantes: ¿Se está haciendo lo suficiente para proteger a los más vulnerables?, ¿Es el tema de violencia intrafamiliar un problema de salud pública?, ¿vivimos en una sociedad machista, que minimiza la violencia y la ve cómo normal?

Seguramente estos cuestionamientos se pueden responder desde diferentes puntos de vista, válidos y respetables de acuerdo a las circunstancias vividas y a los datos recopilados. Consultados expertos en este espinoso y lamentable tema hay mucha tela por cortar.

Se pudo establecer que, a través del Instituto Departamental de Salud de Nariño, existe una Plataforma Integral de Atención en Salud Mental (GLIA), el número telefónico habilitado es: 3178054329, en donde las personas afectadas y sus familias reciben una orientación de los pasos a seguir para cortar el circulo que los somete al maltrato.  

Lo importante es que el usuario de esta plataforma acepte continuar con el proceso para que sea redirigida su petición ante las instituciones judiciales para que éstas puedan actuar y así prevenir que se replique la conducta violenta. Sin embargo, no es mucha la gente que acude a denunciar, bien sea por temor hacia su pareja, hermanos, primos, tíos, padres, o parientes cercanos que se conviertan en verdugos; importa también el “qué dirán”, lo cual es absurdo cuando se trata de proteger la vida.

Sobre los factores que desencadenan las conductas homicidas la Psicóloga Jhoana Riascos, afirma: “Podrían ser varios factores, en la mayoría de casos son conductas repetidas o aprendidas, realmente se debe conocer la historia de cada persona que presenta estas conductas”. Es decir, cada caso es particular, aunque los patrones pueden parecer los mismos.

Lo que si destaca la profesional de la salud es que son conductas repetidas o aprendidas, quizá un tema de incultura que pasa de padres a hijos, que luego replican en sus propios hogares.

En cuanto a la eficacia de las rutas de atención Jhoana Riascos, comenta que, “si se brinda la atención oportuna, aunque existen casos en los que los denunciantes se retractan y deciden no continuar con el proceso porque perdonan, porque prefieren continuar la relación de pareja, entonces es ahí donde ya la justicia no puede actuar, y esta puede ser una causa para que no haya un debido proceso” – insiste.

En ese contexto, lo cierto es que se le debe poner mucha más atención a la salud mental de los nariñenses, en especial en las etapas de formación donde los niños y jóvenes aprenden del ejemplo y del entorno donde viven, urgen no solo campañas sino atención preventiva que ayude a cortar la cadena de eslabones que cobra vidas en nuestra región.

Vale decir que también hay mujeres que se han quejado de la demora de los procesos y la normalización de algunas conductas machistas, y sobre la flexibilidad de la ley con quienes son los presuntos maltratadores, que tienen todas las garantías de un ciudadano del común, y aprovechándose de eso vuelven a amenazar o agredir a sus víctimas, dejando una percepción que falta camino por recorrer, aunque en los últimos años se han logrado avances significativos.

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