Desde el mediodía del domingo 3 de marzo estas estructuras armadas al margen de la ley, sostienen un cruento enfrentamiento en el sector de Sidón, donde cientos de familias han tenido que abandonar sus casas ante el inminente riesgo de quedar en medio de las hostilidades.
Quienes no alcanzaron a salir según versión de los propios campesinos se encuentran confinados; mientras que los habitantes de la zona en mención que lograron llegar al casco urbano de Cumbitara viven con la incertidumbre de no saber cuándo podrán retornar a sus parcelas. Además, la falta de información sobre el estado de aquellos que quedaron atrapados en la confrontación agrega un elemento de preocupación y angustia a la ya difícil situación que enfrentan las comunidades locales.
A pesar que el Ejército Nacional, presente en la zona intentó entrar al sitio, no le fue permitido por la propia comunidad, pues argumentan que esto agravaría la situación; sin embargo, la institución castrense, en un comunicado fechado este 4 de marzo, aclara que probablemente la comunidad ha sido obligada por los actores armados para que en asonada impida el avance de las tropas, que cumplen con el deber constitucional de restablecer el orden público, dice el comunicado.
También se hace énfasis en que los operativos militares seguirán en toda la cordillera nariñense, con el fin de evitar que las estructuras guerrilleras continúen en esa disputa por el control territorial y de otras actividades ilícitas.
La violencia desencadenada por estos enfrentamientos no solo afecta la seguridad de los habitantes de Cumbitara, sino que también representa un obstáculo significativo para el desarrollo de la región. El llamado a la paz y a la búsqueda de soluciones negociadas se vuelve más urgente que nunca, en un contexto en el que las comunidades rurales se ven atrapadas en el fuego cruzado de grupos armados que buscan imponer su control a cualquier costo.
