Asombro entre las autoridades y la opinión pública ha causado la publicación de un video en donde hombres pertenecientes al frente Franco Benavides, con uniforme y armamento, participan de la entrega de una obra de infraestructura que, según se conoció pavimentaron en el sector de Santa Rosa, municipio de Policarpa.
La participación de la comunidad en este evento es notoria, por cuanto se ve a varios líderes de la zona, acompañando una procesión, encabezada por la banda de paz de una institución educativa, el párroco del lugar y un nutrido grupo de hombres y mujeres armados, identificados como miembros del grupo alzado en armas, que hacen una calle de honor.
En otro momento del video, publicado en la cuenta oficial de las disidencias de las Farc, se ve como hay incluso el corte de cinta y la bendición de la obra, que causa alegría y aplausos de los presentes; sin embargo, esta secuencia de imágenes ha sido objeto de todo tipo de reacciones entre los internautas; mientras unos critican lo sucedido en Santa Rosa, y le reclaman al gobierno nacional, una presencia real en el territorio, otros aplauden la iniciativa de las comunidades coordinada desde las disidencias.
Lo cierto es que este tipo de circunstancias no son nuevas en Colombia, en varias regiones del país, la presencia dominante de la guerrilla, les ha convertido en la única autoridad, que incluso soluciona los problemas más comunes de cada población, la falta de inversión social, el abandono en temas como salud y educación en zonas remotas de la geografía nacional, donde no se conoce la institucionalidad, ni los beneficios de ser colombiano, es donde precisamente ocurren estos hechos, que no son otra cosa que consecuencia del abandono y la indiferencia del Estado.
Si bien es positivo, que se mejore la infraestructura vial de un territorio olvidado, hay quienes cuestionan a los protagonistas, pues argumentan que esta debería ser una tarea estatal y no surgida desde un grupo armado; en ese orden de ideas lo que se evidencia es un trabajo conjunto entre la comunidad y los miembros de esa organización subversiva para sacar adelante un corredor vial.
En términos generales, es también un campanazo al gobierno de turno, para que le ponga atención a esa Colombia olvidada, donde se necesita una inversión real que favorezca al campesino y le de alternativas de trabajo y vida digna, es decir, atacar los problemas estructurales por los que se ha originado el conflicto.
Por último, no se puede ni se debe estigmatizar a una población que ha sido noticia por la presencia de grupos armados en su territorio, ese ha sido un error histórico, que ha condenado a la muerte o al desplazamiento a miles de personas que quedan en medio de los enfrentamientos, sin opción alguna de pronunciarse.