Varios son los aspectos en los que tendrá que centrar su atención el gobernador electo del departamento de Nariño, el economista y catedrático Luis Alfonso Escobar Jaramillo, desde ya y de acuerdo a su programa de gobierno deberá conformar un gabinete que respalde su gestión en favor de una región con muchas necesidades.

La seguridad es el talón de Aquiles, que no permite la inversión social y el desarrollo de varios municipios nariñenses, por ello el desafío de esta administración será atacar el problema de raíz, fortaleciendo el pie de fuerza de ejército y policía para garantizar la llegada de las instituciones del Estado, que por el complejo orden público no han podido permanecer en la zona, haciendo cada vez más evidente el abandono administrativo.

Trabajar en la recuperación del control territorial significa también una continuidad en programas sociales, inversión en las comunidades y un plan real de sustitución de cultivos de uso ilícito, que le permita al campesino subsistir con dignidad.

Fortalecer la infraestructura vial del departamento, es el primer paso para generar empresa en el territorio, con programas serios para atraer nuevos capitales que favorezcan el empleo formal y en consecuencia una muy necesaria reactivación económica que acabe con la crisis del sector productivo.

En cuanto a salud, es necesario poner la mirada en el suministro de agua potable a diferentes poblaciones nariñenses, que hoy carecen del vital líquido, especialmente en la costa pacífica, de donde es oriundo Luis Alfonso Escobar, y en donde hay una deuda que zanjar, por las condiciones de pobreza a las que se enfrentan cientos de personas, sin poder tampoco acceder a una atención médica apropiada.

El medio ambiente, es un punto muy importante a tratar en la agenda de la nueva administración, ya que el narcotráfico y la minería ilegal, que además financian el conflicto armado, le están causando un daño irreparable al delicado ecosistema de varios complejos montañosos y selváticos con que cuenta la intrincada topografía de este rincón de la patria. Afluentes contaminados con sustancias químicas altamente tóxicas, tala y quema de bosques sin control alguno, son parte del lúgubre paisaje que dejan a su paso quienes se dedican a este tipo de actividades al margen de la ley.

Escobar Jaramillo, deberá impulsar la creación de zonas francas, puertos secos y alianzas estratégicas con inversiones publico privadas para jalonar importantes proyectos de inversión, que generen un panorama diferente, donde la educación pertinente contribuya a mejorar la vocación agrícola del sector rural, propiciando además el desarrollo de nuevas tecnologías en los cascos urbanos. Como académico, el nuevo gobernador, se enfrenta al dilema de descensión escolar, escasa infraestructura de planteles educativos de primaria y bachillerato y el difícil acceso a la educación superior.

Sin embargo, la afinidad con el gobierno nacional le permitirá al mandatario seccional, gestionar importantes recursos y poner en marcha un plan de desarrollo que nos acerque a las condiciones de equidad que por décadas el electorado ha reclamado a quienes ostentan el poder central.

De su capacidad y liderazgo, también depende la adecuación del puerto de Tumaco, como un polo de desarrollo real para el sur occidente colombiano, la salida al mar muy seguramente le permitirá a Nariño, ampliar los horizontes de mercado, sirviendo de puente a otros departamentos y obteniendo importantes rublos por el intercambio comercial a gran escala que se daría en la región.

En ese propósito, es importante destacar que existen estudios adelantados por la Armada Nacional, que dan cuenta de la factibilidad de ampliar la capacidad de la zona portuaria, para recibir embarcaciones de gran calado.

Aunque la tarea no es nada fácil y el periodo de gobierno es corto para solucionar de tajo la problemática de Nariño, si se puede en un esfuerzo tripartito, del gobierno nacional y las administraciones locales definir el camino a seguir y ejecutar iniciativas sociales en educación, deporte, cultura, turismo, salud y productividad que le den un viraje al convulsionado panorama del sur colombiano.

Buen viento y buena mar, al nuevo capitán que, desde el primero de enero de 2024, tomará el timón para marcar la carta de navegación que respaldaron 357.845 ciudadanos, con la esperanza de evidenciar un verdadero cambio en Nariño.

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