Gracias a una operación militar de la Fuerza de Tarea Conjunta “Hércules”, cuerpo interdisciplinario, que cuenta con el apoyo de la Fiscalía, la Procuraduría y la Policía Judicial, y que dispone de un número importante de soldados de tierra, mar y aire; se logró ubicar y desactivar más de un centenar de explosivos conocidos como minas antipersonales.

Las minas terrestres, que fueron halladas en un deposito clandestino, según la información de la fuente oficial, pertenecerían a la estructura ‘Urías Rondón’ de la Segunda Marquetalia, que las utiliza para frenar el avance de las tropas tanto de la fuerza pública, como de otros grupos armados presentes en la zona.

Este tipo de artefactos explosivos no convencionales para la guerra, ha causado graves mutilaciones e incluso la muerte entre las víctimas que por un infortunio han caído en campos minados, en su mayoría civiles, que significan el 90% de los heridos en medio del conflicto y que aún después de pasados los enfrentamientos siguen en inminente peligro; ya que estas armas letales pueden permanecer hasta 50 años inactivas u ocultas y detonar cuando son pisadas.

Dentro de las cifras que maneja el Ministerio de Defensa de Colombia, en lo corrido del año, se han ubicado y destruido 1.905 artefactos explosivos en la costa Pacífica nariñense, evitando de alguna forma que se siga derramando sangre en este territorio, duramente golpeado por la pobreza, el narcotráfico y la violencia ejercida por los grupos armados ilegales.

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