En un comunicado difundido por la página oficial de este grupo insurgente, se anuncia que a partir del jueves 6 de julio, hasta el 3 de agosto del presente año, cesan las acciones ofensivas contra unidades del ejército y la policía nacional, en todo el territorio colombiano.

Si bien el anuncio es positivo y obedece a un acuerdo logrado con el gobierno Petro, tiene un carácter temporal y no menciona en lo más mínimo si después de la fecha de terminación existe la posibilidad de ampliar lo pactado inicialmente.

Paradójico resulta que a la par del anuncio de esa guerrilla, atentaron y asesinaron a varios uniformados en Norte de Santander, mediante la modalidad de sicariato en lo que se conoce tristemente como “plan pistola”, o con francotiradores que atentan a distancia contra personal uniformado y que hoy enlutan a cuatro familias colombianas.

En el segundo punto del anuncio se aclara que mantendrán los dispositivos de seguridad y defensa para evitar ser sorprendidos por otros actores del conflicto armado, con los cuales de manera reiterativa se disputan el dominio del territorio y de negocios ilegales que en la mayoría de los casos están ligados al narcotráfico.

Por último, dejan abierta la puerta al dialogo con la institucionalidad, mediante lo que ellos denominan gestoría de paz, que seguirá explorando las posibilidades de acercamiento, así como también informar novedades que surjan durante el tiempo que permanezca en firme el cese al fuego.

Al cierre de esta nota, también se conoció del secuestro de un suboficial del Ejército Nacional, quien viajaba en compañía de sus dos pequeños hijos de 6 y 8 años de edad, con destino a una unidad militar en el departamento de Arauca, a donde según directrices de la institución castrense había sido trasladada.

Este hecho, generó el rechazo generalizado de las autoridades y de la población civil, máxime cuando en estos hechos se ven involucrados un niño diagnosticado con autismo y su hermana de 8 años de edad. A las voces de repudio se unieron los familiares y amigos de Ghislaine Karina Ramírez, la sargento secuestrada por el Eln, haciendo responsable a este grupo alzado en armas de lo que suceda con la militar y sus hijos.

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