Una frase que con frecuencia repetía el padre Gustavo, “Somos enanos subidos en los hombros de gigantes”, con la cual reconocía la labor de mucha gente que nos antecedió en este caminar terrenal, esa gratitud y su sencillez a la hora de compartir con sus semejantes, nos dan una idea de quien fue este sacerdote jesuita.

Ha partido a la casa del Padre, un gran ser humano cuya voz se hizo familiar todas las noches en la emisora Ecos de Pasto, cuando en punto de las 8:30 se dirigía a miles de oyentes del sur occidente colombiano con sus programas Charlas de Orientación y Momento Fraternal, dedicaba tiempo a escribir varias columnas para el Diario de Sur, las cuales publicaba también los domingos en La Hora Católica, siempre con un lenguaje coloquial, fácil de entender y muy cercano a la gente humilde. Estas columnas de opinión dieron origen a su libro titulado Caminos, en el cual reflejó el espíritu jesuita y una visión muy clara de la sociedad actual.

Dentro de sus enseñanzas pastorales, recordaba con cariño a Tierra Alta – Córdoba, donde trabajó con los campesinos, siempre en defensa de su dignidad, denunciando los atropellos a los que eran sometidos por la violencia de los actores del conflicto armado. Su voz firme y su carácter le valieron amenazas de grupos al margen de la ley, y un traslado presuroso al otro extremo de Colombia, la ciudad de Pasto.

Llegó con la misión de dirigir la Fundación Juan Lorenzo Lucero, hace casi 20 años, tras la muerte del recordado padre Jaime Álvarez S.J., continuó con la labor evangelizadora desde los micrófonos de la potente Ecos de Pasto, paso a paso contribuyó a la modernización de la que él mismo llamó una dama de 80 años muy joven, refiriéndose cariñosamente a nuestra casa radial.

Fue un hombre muy atento a las necesidades de sus colaboradores, recto en su proceder y muy jovial, sus charlas a menudo tenían una buena dosis de humor que bien combinaba con datos históricos y la doctrina católica.

Su ejemplo como sacerdote y amigo sin duda vivirá en el corazón de quienes le conocieron y escucharon, hoy descansa en la paz del Señor, después de entregar gran parte de su vida a anunciarle y seguirle con auténtica vocación religiosa en la Compañía de Jesús.

Que Dios, le conceda participar de la gloria eterna de los que con fe y amor pasaron dejando huella en este mundo, como luz y sal que guiaron y dieron sentido a otros en unidad con Cristo.

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